Si lo que entendemos por relaciones sexuales implica a otra persona, en realidad no es necesario, aunque sí aporta una sensación de bienestar físico y psíquico.

En circunstancias normales, no. Es cierto que las relaciones sexuales traen consigo una sensación de bienestar físico y psíquico, pero no tenerlas no genera ningún malestar, por lo que en realidad no son imprescindibles. Algunas personas son asexuales; no tienen relaciones sexuales y la abstinencia no tiene efectos secundarios. Para las personas que no son asexuales, el sexo tampoco es necesario; es decir, las relaciones sexuales no son una necesidad básica a la par de respirar, comer o beber.

Por lo general, cuando hablamos de relaciones sexuales, nos referimos a tener relaciones sexuales con otra persona, ya sea del mismo o del otro sexo. Si bien la asexualidad infiere una falta de interés en el sexo con los demás, no descarta la autosexualidad a través de la masturbación, que es otra forma de tener relaciones sexuales. Normalmente, las personas asexuales no tienen ningún deseo de tener intimidad con otra persona. Pueden tener pareja, pero no tienen sexo con ella.

Entonces, la respuesta a su pregunta depende de lo que entendamos por relaciones sexuales, que puede ser un término muy amplio. Si a lo que nos referimos es a tener intimidad sexual con otra persona, la respuesta es que no es necesario para nuestra salud.

En su correo electrónico explica que tiene 23 años, que nunca ha tenido relaciones sexuales y que desde hace un tiempo le vienen palpitaciones; te sientes incómodo y sospechas que puede deberse a la excitación sexual que te provoca sentirte atraído por otras personas, bien porque hasta ahora nunca te habías sentido así o bien porque no habías prestado atención a las señales. Este deseo sexual provoca respuestas físicas como aumento de tensión y temperatura o aceleración del pulso. Todas estas manifestaciones son fisiológicamente normales.

En el estudio del desarrollo sexual humano, la etapa entre los tres y los cinco años de edad aproximadamente se denomina fase fálica, en la que el interés erótico se desplaza hacia la región genital. Los niños y niñas se tocan el pene o la vulva porque les da placer y, sin sentir ningún pudor, lo hacen con naturalidad. Por otra parte, durante la pubertad, los adolescentes aprenden a centrar sus impulsos sexuales en las relaciones sexuales en general y en el coito en particular; ya manifiestan madurez sexogenital adulta y conocen el concepto de masturbación. Los seres humanos tienen la capacidad de masturbarse y tocarse por placer y bienestar.

Para resumir, diría que las relaciones sexuales no son necesarias pero, cuando hay consentimiento y deseo, son beneficiosas tanto física como mentalmente. El sexo es una fuente de placer físico y mental, y ese placer tiene muchas consecuencias beneficiosas, tanto orgánicas como psicológicas.

Una falta no deseada de relaciones sexuales puede tener consecuencias negativas si, por ejemplo, una persona tiene ganas de tener relaciones sexuales y no puede encontrar pareja con quien hacerlo. Eso podría producir frustración. Sin embargo, la frustración sería como la provocada por cualquier otra cosa que desees y no obtengas.

El deseo sexual tiene una respuesta física; si tras el deseo no tienes sexo, tienes que reprimir esa respuesta sin haberla satisfecho, lo que también puede ocurrir porque la persona tiene algún tipo de motivos educativos o religiosos para abstenerse.