Giorgio Armani, uno de los diseñadores más influyentes del siglo XX y símbolo de la elegancia italiana, falleció este jueves a los 91 años en su hogar de Milán, tras una breve enfermedad.
La noticia fue confirmada por el Armani Group en un comunicado en el que expresó “con infinito pesar” la partida de su fundador y “fuerza impulsora” de la compañía.
Armani murió en paz, acompañado por sus seres queridos, luego de haberse ausentado de compromisos recientes como la Semana de la Moda Masculina de Milán.
Su figura, sin embargo, seguía siendo central en la industria, no solo como creador, sino como empresario que logró mantener su grupo independiente a lo largo de cinco décadas, en un sector dominado por grandes conglomerados.



Desde los años setenta, Armani transformó la moda internacional al proponer una estética minimalista, relajada y sofisticada. Sus trajes sin forro y su reinterpretación del vestir formal definieron un estilo que conquistó tanto a Hollywood como al mundo corporativo.

Con el tiempo, su marca se expandió hacia accesorios, perfumería, mobiliario, restaurantes y hoteles, hasta convertirse en un imperio con un valor estimado superior a los diez mil millones de dólares.
La noticia de su muerte generó reacciones inmediatas en Italia y el extranjero. La primera ministra Giorgia Meloni lo describió como “un símbolo de lo mejor de Italia: elegancia, sobriedad y creatividad”, mientras que colegas y casas de moda reconocieron su capacidad para construir un legado atemporal.
El propio Armani Group aseguró que su compromiso será “proteger lo que él creó y continuar la empresa en su memoria, con respeto, responsabilidad y amor”.
Este fin de semana se habilitará en Milán una sala de velación abierta al público, aunque los funerales se realizarán en privado, conforme al deseo expreso del diseñador.