En la ciudad, las plantas nativas están casi desaparecidas del mercado, mientras el paisaje urbano se llena de especies que no pertenecen al desierto.
Tijuana enfrenta una contradicción ambiental cada vez más evidente: mientras la ciudad experimenta estrés hídrico crónico, la mayoría de los espacios verdes se diseñan con plantas que requieren más agua y mantenimiento del que el ecosistema puede sostener.

Así lo advirtió Octavio López, director general de Nación Verde, al señalar que en los viveros comerciales predominan especies ornamentales que no responden a las condiciones del clima local ni contribuyen a la resiliencia ecológica del entorno.
“La mayoría de los proyectos de paisajismo siguen usando plantas que no deberían estar aquí, y es una fórmula repetida que ignora las condiciones reales del entorno”, afirmó.
Este desfase entre la oferta del mercado y las necesidades ambientales, dijo, ha generado áreas verdes ineficientes, con vegetación que no prospera, incrementa los costos de mantenimiento y genera un alto desperdicio de agua, tanto en espacios públicos como privados.
El activista explicó que esta situación se agrava por la falta de normativas ambientales, la escasa educación ecológica y la desconexión entre urbanistas, diseñadores y la realidad del ecosistema bajacaliforniano, lo que deriva en un modelo de jardinería que agota recursos y no aporta a la biodiversidad.
En respuesta, Nación Verde impulsa el Vivero Comunitario, un espacio dedicado a la producción local de plantas nativas y a la educación ambiental, desde donde se promueve un enfoque de restauración con sentido ecológico y conocimiento del suelo y clima regionales.
“El objetivo va más allá de reforestar, se trata de hacerlo con sentido ecológico, por lo que este vivero también funciona como centro de acción comunitaria que vincula a voluntarios y técnicos en jornadas de reforestación”, anotó.
Octavio López mencionó que este proyecto también incluye talleres gratuitos como “Hablemos de flora” e “Identificación del arbolado urbano”, dirigidos a jardineros y personas interesadas en mejorar su entorno.
Para finalizar, el directivo exhortó a revalorizar la flora nativa como una acción urgente frente a la pérdida de biodiversidad, la crisis climática y la escasez de agua, e insistió en que sin una transformación en la manera de diseñar y regular el paisaje urbano, Tijuana seguirá replicando un modelo ambientalmente insostenible.