Beethoven en México: de la censura a “El Chavo”

En 2009, el equipo legal de Jean-Jacques Perrey demandó a Gómez Bolaños y a Televisa por haber utilizado la canción sin autorización.


A 251 años de su nacimiento, Sputnik recuerda cómo es que el compositor alemán Ludwig van Beethoven se incrustó en el imaginario colectivo de los mexicanos desde la Nueva España hasta la actualidad.

Quizá no exista latinoamericano que no identifique la melodía con la que comienza El Chavo, la serie que conquistó todo un continente, desde las favelas brasileñas y las villas argentinas hasta los barrios de la Ciudad de México y los guetos latinos de Los Ángeles.

Sin embargo, el origen de esta canción está lejos de tierras americanas: fue compuesta por Ludwig van Beethoven hace más de 200 años.

No es un secreto que el creador de ese programa, el comediante mexicano Roberto Gómez Bolaños Chespirito, fuera un amplio conocedor de libros y música clásica. De hecho, su apodo es una tropicalización del apellido Shakespeare (Shakespearito), a quien el también productor leía a destajo, según se cuenta en su autobiografía Sin querer queriendo (2006).

Fue así que, para aderezar el principio de la serie de El Chavo, Gómez Bolaños utilizó la Marcha Turca, escrita por Beethoven en 1811 como parte de la obertura de Las Ruinas de Atenas.

Pero Chespirito no utilizó la versión original, sino una reinterpretación del músico francés Jean-Jacques Perrey, quien es considerado uno de los pioneros de la música electrónica, extensamente valorado por sus experimentaciones en el sintetizador Moog, de cuyo creador era un gran amigo.

Lo que Perrey hizo fue tomar la pieza de Beethoven y llevarla a una canción que tituló The Elephant Never Forgets (1970). Esa fue la versión que tomó Gómez Bolaños para musicalizar El Chavo, la serie que cuenta la vida de un niño huérfano que vive en el barril de un vecindario pobre de la Ciudad de México.

Aunque sólo se emitió de 1973 a 1980, la popularidad de esta serie mexicana fue tan grande que continuó transmitiéndose en América Latina y otros países hasta 2020. En México, no es extraño que un papá de 60 años y su hijo de 20 sean seguidores de El Chavo o de otros programas de Chespirito.

Hasta la fecha no podría entenderse la algarabía de El Chavo sin escuchar la Marcha Turca que Beethoven compuso hace más de dos siglos, cuando México estaba en los primeros meses de su lucha de Independencia contra los españoles.

Sin embargo, el sentimentalismo no es moneda de cambio en los negocios. En 2009, el equipo legal de Jean-Jacques Perrey demandó a Gómez Bolaños y a Televisa —la empresa productora del programa— por haber utilizado la canción sin autorización.

El caso derivó en favor del compositor francés, a quien la televisora mexicana debió pagarle 1 millón de dólares, según reportaron varios medios de América Latina, como La República y Clarín.

Beethoven, menospreciado

Aunque en el siglo XX Beethoven se incrustó de manera inconsciente en la vida pública de México y el resto de América Latina, no se puede decir lo mismo de los tiempos novohispanos.

Se tiene registro de que, en 1797, la música del alemán estaba proscrita en la Nueva España, nombre con el que se conocía a las tierras americanas gobernadas por el Imperio español, cuenta el editor Tomás Granados en su ensayo Beethoven mexicano (2020).

El virrey que despachaba aquel año, Miguel de la Grúa Talamanca, consideraba que la música de Beethoven “era poco grata al oído y de indudable peligro para la estabilidad del Reino de la Nueva España”.

Algo había de premonitorio en las palabras del virrey: 13 años después, el pueblo mexicano se levantó en armas para iniciar la Guerra de Independencia.

“Esa censura [a Beethoven] habría llevado a algún hábil impresor novohispano a reproducir la cuarta sonata para piano, op. 7, con una carátula falsa, pues se anunciaba como una Polonesa anónima, de la que unas pocas copias habrían sobrevivido hasta nuestros días en colecciones particulares y en el archivo de la catedral de Oaxaca”, señala Granados, quien también es director de Siglo XXI Editores, una de las editoriales más importantes de la literatura hispanoamericana.

Según el autor—que se basa en los estudios de la musicóloga Carmen Sordo—, el difusor clandestino de Beethoven en el México colonial atendía en las tiendas del Portal del Águila de Oro, que se ubica en lo que hoy es la calle 16 de septiembre, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

“Ludwig sin duda supo de la Nueva España y con seguridad llegó a pronunciar el nombre de nuestro país, aunque durante la mayor parte de su vida este no existía”, afirma Tomás Granados.

Otro momento en el que el músico de Bonn no fue bienvenido en el país latinoamericano fue durante el imperio de Maximiliano de Habsburgo (1864-1867), cuya monarquía consideraba que su música era “impropia para la paz y buena armonía del Imperio”.

Y de nuevo las advertencias se hicieron realidad. El imperio de los Habsburgo duró menos de tres años, fue derrocado por Benito Juárez y Maximiliano fue fusilado el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas, en Querétaro, para dar paso a la instauración de un sistema republicano, el primero en la historia de México.

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